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19 octubre 2007

ROMANCE




Siempre había sido alguien especial, muy responsable pero a la vez divertido, alguien que llenaba las fiestas tan solo con su presencia, alguien que siempre tenía una sonrisa en la boca, por eso no entendía muy bien su cambio de actitud, poco a poco se iba convirtiendo en un demente, tan pronto lo veías reír como llorar o simplemente buscando trufas en los árboles...

 

Pero lo que más llamaba la atención era su falta de equilibrio, de coordinación y percepción de la profundidad, como si fuera atáxico, no en vano aquel día en el parque de atracciones cuando intento darle de comer al chimpancé por poco se cae de bruces contra el suelo, pensando que así estaría más cerca del animal, o aquella otra vez con la botella de vino y el sacacorchos, que no atinaba abrir debido a sus movimientos compulsivos, como si estuviese temblando de frío...

 

Realmente no sé lo que le estará sucediendo al pobre Miguel, pero si me gustaría que no fuera nada, me gustaría verlo haciendo tonterías como cuando se ponía la peineta en la feria, como cuando nos hacía reír sin ganas porque estábamos pasando una mala racha, un mal día...

 

El mal día ahora parece tenerlo él, y tenemos que hacerle reír aunque no quiera, aunque no tenga ganas, porque su romance con la vida, no puede terminar así, tiene que seguir viendo lo que está girando a su alrededor...


























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