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27 febrero 2011

MI CARACOLA

 
 
 
 
 
De pequeño, me regalaron una enorme caracola,puede parecer un simple regalo, pero para un niño, cualquier regalo, por pequeño que este sea, puede convertirse en algo muy especial, entre otras cosas por que saben darle utilidades que nosotros,los adultos, ni siquiera somos capaces de imaginar.

Recuerdo sus colores pasteles, su tacto suave, su intenso olor a mar, el mismo que identifique la primera vez que me halle frente a  el, como si toda la vida hubiese estado a su lado aun naciendo  en el interior y sin mas mar que el de las fotografías, lo adopte  como el mejor cómplice de mis giros desde aquel primer encuentro con algo mas de siete años, desde entonces no me he vuelto a separar de sus orillas, disfrutando la atracción tan especial que ejerce sobre mi.  

Tuve una época demasiado inquieta, con la caracola pegada a mi oído todo el tiempo, no dejaba de soñar, de buscarle razones a ese sonido que me absorbía, acariciaba la caracola cuan lampara mágica, intentando sacar la magia que guardaba en su interior, reclamando mis tres deseos, buscándole respuestas a mis preguntas, sin dejar de repetir la misma cantinela, del por que el mar, se oía en su interior.


Hubo muchas posibilidades, recuerdo algunas respuestas, pero ninguna llego a convencerme lo suficiente, salvo la que recuerdo con autentico cariño, la única que cumplió mis expectativas, la misma que repito cuando alguien se extraña de oír el mar en su interior y es que se oye ahí para todos aquellos que no pueden escucharlo de cerca,  siendo una bonita forma de tener un pedacito de mar al alcance de los sentidos.

9 comentarios:

  1. Nuestro tesoro, ese del que si pudieramos no nos separariamos nunca, pero crecemos.....

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  2. Hermoso recuerdo... me quedo mas tranquila. pensé que se trataba de algo mas triste cuando me hiciste el comentario.
    Abrazos!

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  3. La caracola era solo tu celular comunicándose al infinito, porque el mar, ese que tanto sentías y escuchabas con asombro, ese, lo llevas dentro.

    Por eso fluyen tus aguas como prosas, y llegan a la costa de quienes gustosos mojamos nuestros pies en ellas. Y se nos refresca el día.

    Gracias amigo, por hacernos recordas a cada uno, su caracola. Todos hemos tenido una, aunque en lo material sea otra cosa.

    Abrazuusss.

    PD: Aun sigo con problemas para responder en propio mi blog, algo pasa con mi cuenta de Blogger, cualquiera puede hacer comentarios, pero si yo entro con mi propia cuenta, no lo permite, aunque accedo a todo mi perfil, pero eso falla. Esperemos que lo resuelvan pronto como dijeron.

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  4. Muy entrañable explicación. Tengo por ahi alguna anecdota con las caracolas que demuestra que son seres más vivos de lo que parecen...
    Hasta pronto!!

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  5. No me queda claro que si además del olor a mar escuchastes el oleaje, la primera vez... Me intriga esta parte... olerías raro y te dirían es a mar... Oirías raro y te dirían es el mar... Pero si el olor y el sonido no estaban aún registrado en tu cerebro... sólo encuentro la explicación de alguna película en tv o documental o que salieran imágenes y sonidos del mal y ya estuviese ese poso en tu memoria... Pero el olor... Voy a castigarte por hacerme pensar.... ¡Ya estoy mayor!
    Bss... sentidos... de caracola...

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  6. Recuerdo que yo tambien tenia una, solia imaginar una serie de aventuras por el mar..me lo recordaste, son recuerdos que siembran ese "mar" interior que jamas se deja de perder, me gusto eso de tener un pedacito de mar al alcance de los sentidos...no lo pierdas,
    saludos,

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  7. las personas capacesde oir elmar en una caracola...
    tienen al mar dentro de ellos...
    recuerdalo siempre...
    un abrazo onubius
    :-)

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  8. También me parece que la más hermosa y lógica explicación es ésa; de adolescente también me llamaba la atención ese misterio y también recurría a esa caracola de tiempo en tiempo a escuchar el mar (aunque lo veía a diario) y me acordaba de aquél chico que me la había regalado alguna vez, mientras me explicaba lo poco común que lucía esa caracola en especial... Abel se llamaba... igual que mi Abel actual.
    Abrazos de confesiones! =)

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