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07 febrero 2011

SUSURROS DEL MAR






El tiempo se agota,
el pasar de los días
dejo de ser eterno
y las prisas no son
las mismas de antes,
el reciclaje dejo paso
al extremado saqueo
de cuando nos rodea,
ahora todo se aumenta
con el zoom del presente,
el pasado queda muy atrás
 y el futuro se desdibuja
en cada paso al caminar,
oigo susurros del mar
convenciendo al viento
para convertirse en complice
de todos aquellos sueños
que necesitan un empujoncito.




6 comentarios:

  1. Disfrutando el momento y apurando cada gota de bienestar que llegue a nuestras vidas. Besitos onubius

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  2. Siempre he odiado uno de mis apellidos, Martinez, pero últimamente me está gustando quedarme con su primera sílaba, Mar... Humedad... Sensualidad...

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  3. Dales tu el empujon!!!
    No esperes a que llegue el viento (que a veces traicionero...) nos empuja donde no deseamos :)

    Un fuerte abrazoz amigo :)

    AVF

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  4. Nadie como tú para ser la conciencia del tiempo, porque dominas esa medida que sabes efímera... el presente es frágil, y enseguida se hace pasado.
    Después se vuelve intocable.
    El futuro es intocable antes de que lo toque el presente.
    Y de repente esa playa, susurrando cosas al viento... agotando el tiempo.
    Tus sueños se merecen ese empujoncito, porque si suceden sabrás vivirlos con todo su poderío.
    Buen post, como siempre, tomándole el pulso al tiempo, a las prisas... y a los susurros.
    Unha aperta.

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  5. Los sueños, pueden perder su fuerza cuando el tiempo los hace ver imposibles, ese tiempo que en el anhelo era un cómplice del logro, al transitarse sin resultados se transforma en camino sinfin. Allí la marea evita divisar el futuro, y la costa del pasado ya no se percibe.

    Viene la calma del resignado, que cansado de su esperanza disolvente, se deja caer en la inercia de la derrota, y navega raudo sin un rumbo preciso pues ya no desea tanto llegar a la costa futura.

    Ese viento que se aspora, solo puede alzar las velas de la nave de la existencia, cuando en señal de logro se convierta y marejadas de nueva fe aceleren el paso del bote que ahora transita nuevo hacia el destino resucitado.

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  6. Cuando nos percatamos de que el tiempo transcurre y no regresa, es cuando aprendemos a valorar lo que somos y lo que tenemos. Ese descubrimiento, incluso, nos hace armarnos del valor que creíamos no tener cuando hace falta que demos ese paso más allá con pro de lograr lo que queremos y deseamos.
    Abrazos a tiempo y fuera de tiempo...

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