Posiblemente no sea tristeza, posiblemente sea un sentarse en la cama después de una pesadilla que a escondidas dinamita tu tranquilidad, de aquellas que te sobresaltan sin saber muy bien a cuento de qué, o tal vez el saber que estuvimos fuera, tan cerca y tan lejos de donde no pudimos llegar.
Esa imagen que estallo en multitud de colores, en plenitud de sensaciones o simplemente sea como fuere, una palabra o muchas de ellas que se atrevían a oscurecer a la mismísima luna, posiblemente no acierte el cuerpo a despertar al alma perdida y desprotegida a través de las ausencias.
Posiblemente no sea tristeza, otra noche mas dubitativo, con algo de alcohol en la mirada y risas forzadas, un no saber donde esta el verdadero lugar para comprender tu alrededor, un no saber donde ir a orientar tus espacios tras la prosa envenenada desconfiando de todo lo que te rodea.
Ese cielo infinito, esa oscuridad pertinaz, un no encontrarte entre tantas estrellas fugaces, un no escuchar los sonidos del silencio que atestigüe el movimiento, un no ver las figuras que se acercan intentado comprender lo que separa el cielo del suelo, un no saber cuanta gente quiere decirte algo, un no comprender porque a veces cerramos a cal y canto las puertas de la salvación...