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03 noviembre 2014

PASEABA LA NOCHE





               Se paseaba la noche por la vereda de adoquines, entre destellos y oscuridades, entre sollozos y humedades, la fragancia dulce, la soledad derramada, el verso y la prosa desahuciada, triste figura pegada a la sombra de sus latitudes, entre risas de estrellas y amadas doncellas, entre sueños e inquietudes discurrieron sus huellas, acabando  enterradas por la mala suerte de  truenos y centellas que dominaron sus entretelas, junto a la luna menguante de una vida entera, considerando su huida como una epopeya,  como si consintiera el dolor que atropella su corazón, todo en la vida tiene su intención, por la vereda, entre luces y sombras, se paseaba la noche, diluyéndose el atardecer una y otra vez,  recordándole que nada suele ser para siempre, esa es la cuestión… 

Pd:
Pasear por las subidas
 y bajadas nos recuerda 
que nada podemos dar
 por seguro






1 comentario:

  1. Si, nada es para siempre, pero todos los afectos, los amores, las pasiones que vivimos van dejando un adoquín, una margarita, un cardo... así vamos construyendo nuestro particular camino mientras haya amaneceres.
    Un saludo afectuoso, siempre es un placer leerte

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