Dependiendo del laberinto, se sale unas veces triunfador y otras con ese sabor amargo, a vil derrota, son las leyes del juego jamás escritas, son las reglas y te expones a perder o a ganar, he ahí, la cuestión, es la continuación o quizás la negación para seguir dentro, para seguir orquestando un sin fin de posibilidades, un sin fin de soluciones a ese momento en el que arriesgar, es simplemente no quedarse anclado en un pudo ser y no fue, un juego del que posiblemente, si nos lo impidieran, sería mucho más catastrófico que la consecuencia del perder o ganar, es simplemente vivir, un pedacito de cielo al que llamar, propio, un pedacito de sueño, al que llamar, realidad, aquella que prescinde de lo artificial, aquella que depende de nuestras ganas de continuar, a sabiendas que la vida es solo la necesidad de arriesgar...
Pd: arriesgar es solo
la posibilidad
de continuar…