No dudo que tenemos la capacidad de parar el tiempo, no el
de los relojes de cuerda ni tampoco los de arena, somos nosotros y nuestra
necesidad de alargar el momento cuando estamos al lado de la persona amada que
conseguimos pararlo y bajarnos sin esfuerzos de ese tiempo que atestiguan los
segundos, solo existe la mirada, el contacto de la piel con su piel y no hay
esfuerzos, no hay dificultades, tan solo el momento que consigue interponer el
relajo, al del ajetreo del tiempo, este no descansa, no da su brazo a torcer,
tras un segundo viene el siguiente y tras este, uno nuevo que envejece al
anterior, pero a veces no cuenta, no suma, solo un salto que deslumbra, un
sueño que convence, un duelo penitente y una prosa delirante que consigue
saciar el beso incandescente de no depender de la agujas del reloj...
pd:
no es fácil,
pero
parar el mundo
y bajarse de él,
a veces es posible...
Hermoso! felicidades...
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