Sin decir nada, lo digo todo, no hace falta sentirme el
centro del mundo, solo quiero contemplarlo, desde lo más alto, un mundo a mis
pies, tan pequeño o tan grande como la mirada me permita alcanzar, no habilito
la prepotencia, tan solo quiero ser un simple observador intentando acaparar el
esplendor de un amanecer, los susurros de un atardecer, porque allá en lo alto
se tiene que ver todo mejor, quiero sentir los escalofríos que recorren mi
espina dorsal, la adrenalina desbordada en cien mil formas distintas, capaces
de ahuyentar el canto empedernido de la oscuridad y sin saber cómo interpretar
las ganas de volar, me dejo llevar por el viento, a su merced, intentando
desobedecer las leyes de la gravedad, con esa libertad que solo te da, la
posibilidad de soñar.
pd:
A veces se necesitan de las alturas
para poder contemplar
desde otra perspectiva
aquello que no se
ve con claridad...