Trata de colorear su encuentro casual ó tal vez premeditado, mientras piensa si desnudar la sorpresa o vestir la evidencia, no siente vergüenza, tan solo el atisbo de correspondencia, decide ser consecuente, sin enmascarar la experiencia por una posible derrota, sin pensarlo dos veces se arma de paciencia y vuela sin alas con total indiferencia, alardea con insistencia, como quien no reconoce la forzada coincidencia a través de los vientos de unos pinceles envalentonados por la certeza de su conciencia. El resultado...un encuentro casual o tal vez reinventado.
Pd: Mejor intentarlo que sucumbir a la derrota
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