Anduve caminos y subí montañas, pero también caí en profundos acantilados, sobrevolé el suelo al son de las guadañas, con sueños imaginados y versos asustados alcé de nuevo el vuelo, reinventé la brisa que acariciaba mi cara y argumenté la dicha para sentirme renovado, conseguí hazañas y maltraté los premios que ocultaban mis temores errados, cómplice del tiempo, maniquí de sus despropósitos, errante discípulo de las prisas y el viento, dejando al descubierto las premisas y los juramentos, reflexioné en largas noches de invierno sobre mis intentos, así como en el calor veraniego me despreocupé de mis desalientos, llegando a la conclusión de si algo quiero, después de trece años, es continuar extrayendo la salvia de mis sentimientos girando a mi alrededor...
Pd: Tiempos de aniversarios,
tristes y alegres,
como la vida misma,
una de cal
y otra
de arena...