Y vuela que voló la imaginación a través del laberinto inusual de su
corazón, porque las dudas y la desazón dieron al traste con su misión, rodó
cuesta abajo sin frenos, cuan musa enojada y pertrecha con falta de
inspiración, con falta de aliento y también porque no, de emoción, más no hay
pena, sino gloria por sentirse vivo en cada salto, voltereta, piedra o golpe
seco donde encontraba la verdadera razón de su desquiciada inquietud, y vuela
que voló en sus sueños, en sus deseos o en la delgada línea de sus quimeras,
pero el cuento no tuvo inocente ni culpables, ni principio o final, tan solo
termino con el fin del camino como destino de su controvertida ilusión, y es
entonces cuando concluyo que al igual que los pájaros vuela que vuelan surcando
los cielos buscando a la dueña de su desinteresado amor, ofreció su pasión y
entono al fin la canción donde vuela que voló su corazón…
Pd:
Por mucho que nos corten las alas,
vuela y voló la imaginación…