Rememorar la armonía y la tonalidad, recuperar el tiempo y
el viento bostezando a mi alrededor, en busca de la inmortalidad de los
sentidos, de la dualidad entre el cielo y el infierno, donde un rayo de sol se
agradece tanto como la verdad, solo hay que saber escuchar, dejar de temblar y
vencer el miedo al despertar, rememorar los escalofríos frente a una caricia,
dejarse llevar por los destellos de una sonrisa al descubrir la mirada propicia
y dejarse embaucar por cualquier premisa que te alegre el corazón
y la razón, no hay que buscar albores de
pitonisa, ni rincones para la risa, hay dejarse llevar por la vida que sueña
con ser poetisa y marcharse deprisa.
Pd:
rememorar cada segundo de vida
que no hemos
desperdiciado
nos alienta para continuar viviéndola...