Ando boca abajo, en un tobogán de subidas y bajadas, con ganas de mandarlo todo al carajo, en vaivenes enloquecidos o en la catarsis del relajo.
En busca de un atajo, un remiendo del guerrero en horas bajas de sueños concretos, supliendo el trabajo con esquizofrénico descanso, en clave de sol bajo el refajo del corazón.
No encuentro venturas ni presagios que aumenten la dicha de un tiempo que, cabizbajo, retoza entre remolinos de ilusiones, entre murmullos que amortajo.
Basta ya, basta de buscar el desencanto, es mejor centrarse en encontrar el pasadizo perfecto hacia el infinito, mientras barajo la posibilidad de buscar otro atajo bajo mis pasos...