Mantener el tipo ante esta situación es armarse de paciencia. Solo así seré capaz de llegar donde no se llega con la ansiedad pegada a los huesos.
Sin duda, es el constante ajetreo en el que vivo normalmente el que me arrastra sin medida, obligándome a dejarme llevar por las prisas, sin pararme a pensar.
Mientras, girando a mi alrededor, las ganas se diluyen en disfrutar de lo que realmente importa.
pd:
Es lo que tienen las prisas...