A veces, se vienen abajo nuestras expectativas; caen al suelo por su propio peso y, aun intentando levantar el vuelo, no encontramos nuevas perspectivas.
A veces, nos encontramos solos ante el mundo, perdidos en la vorágine diaria de las prisas y, aun intentando abandonar la soledad, caemos al abismo más profundo.
A veces, no encontramos las palabras exactas: se agolpan en nuestra garganta, argumentando que no somos capaces de volar aun teniendo las alas intactas.
A veces, no encontramos manos amigas que nos apoyen, no recibimos el abrazo perfecto y, aun gritando al viento el desvelo, quedamos anclados en cualquier andén.
A veces, se viene abajo la esperanza de reconstruir sueños olvidados, de emancipar la dicha y olvidar los quiebros para así reconquistar la sonrisa perdida.
P. D.:
A veces…
girando a mi alrededor
se difuminan las perspectivas.
