Macerando la lucha interna entre el deseo de olvidar a alguien y la imposibilidad de hacerlo.
Aún afirmando el olvido de esa persona, en el fondo sabemos que nos mentimos a nosotros mismo.
Negar la importancia del otro, es, en última instancia, negar una parte esencial de nuestra propia identidad y de nuestras emociones.
El amor o el recuerdo de esa persona está tan entrelazado con nuestro ser, que al tratar de negarlo, estamos rechazando su propia verdad.
Esta tensión revela la dificultad de soltar a alguien que ha marcado profundamente nuestra vida.
PD:
Miento cuando digo
que te olvido
en cada momento,
negarte es negarme
a mi mismo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario