Aprendí desde la
distancia que olvidarte no es la solución, que los tiempos muertos suelen
guarecerse tras los cortinajes de la desesperación, abdiqué tras el desgaste de
los versos que intentaban apaciguar mi timidez, buscando nuevas formas de
conquistar tu corazón, versione mi lado oscuro, olvidando interpretar los
sueños verticales girando a mi alrededor, mientras me encuentro trémulo de
sentidos queriendo dar forma a la ingravidez del humo sobrevolando el café,
prometiendo paso a paso solucionar las salidas al exterior, las visitas de mi
tozudez o los desvaríos por la necesidad de crecer una y otra vez a tu lado,
prometo no hacer caso al tartamudeo de mi ser, ni al viento ni a las olas del
mar para dejar de soliviantar y solventar todo aquello que me pasa en tu
ausencia, cuando se vuelve difícil respirar o regresar… regresar a los olvidos,
al tiempo perdido y al vértigo escondido de las noches cómplices del viento
aturdido, más no buscaré consuelo si desespero cuando al buscarte no te
encuentro, ambicionando la necesidad de surcar los cielos y arremeter contra
rayos y truenos, olvidando los gritos envenenados que tratan de borrarte de mi
lado, aprendí desde la distancia que los sueños tienen un principio pero
también un final…
Pd:
Aprendí desde la distancia
que todos los caminos
conducen a ti...
Bonita prosa que nos hace pensar en los devenires de la vida, en los aquí y en los allá y en el que hubiere pasado. Reflexionándome quedo pues, con esto en mis pensamientos.
ResponderEliminarGracias por estar y por el comentario, la vida en sí es un devenir, un querer y aunque no se pueda, o así nos lo hagan ver, y no poser
EliminarQuerer y no poder o así nos lo hacen ver. Lo dicho, gracias por estar..
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