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30 junio 2024

LAS RESPUESTAS

 



      Sin darnos cuenta tendemos a justificar los instantes y nos cuesta comprender que amar la vida y sonreírle, no es sino la facultad de querer más por el más, convertidos en viajeros de un tren sin retorno,  del viaje intrépido hacia ningún lugar conocido...

   Nos dirigimos hacia ese lugar donde los sueños tendrán al fin las respuestas que soñamos, el lugar donde encontrar, posiblemente, lo que andamos buscando. 

   En cada estación del trayecto, seguimos encontrándonos con pequeñas maravillas, que si las mimamos, acabarán nutriendo el alma y avivando nuestro espíritu. 

    ¿Por qué entonces, no podemos compartir sonrisas con extraños? 

   Seguro que pueden acabar convirtiéndose en amigos, manteniendo conversaciones profundas bajo la tenue luz del atardecer o de los silencios que cuentan más de lo que callan. 

   Cada momento, cada respiro, se transforma en otra página de una historia sin fin, donde los personajes principales somos nosotros, moldeando nuestro destino con cada elección y en cada acto de valentía intentando conseguir la felicidad.

    El tren avanza, indiferente al paso del tiempo, llevándonos por paisajes de ensueño, también por desiertos de incertidumbre, pero en esta travesía, aprendemos que no es el destino final lo que define nuestra existencia, sino el viaje en sí, con sus altibajos, sus alegrías y sus penas. 

    La verdadera riqueza reside en la capacidad de abrazar cada instante con gratitud, la de encontrar la belleza en lo efímero, sin dejar de luchar para seguir adelante, siempre adelante, con la certeza de que cada día es una nueva oportunidad para vivir plenamente y amar sin reservas.

 



PD: 

Muchas veces nos complicamos

la vida con demasiadas cosas 

que no merecen la pena…