El equilibrio depende de un hilo, la vulnerabilidad acompaña nuestros movimientos, aun descartando los malos tiempos, estos deciden sin invitación por aposentarse a nuestro alrededor, incandescente la precariedad del horizonte, indiscutible la particularidad que tiende a menospreciar la facilidad de anteponer los malos augurios a los buenos hábitos de cualquier sonrisa, es por ello que se columpia la utopía de la felicidad a través de los infiernos, calcomanía de risas pasajeras, extravagante mercadería de pensamientos sin orden, vertiginosa la osadía de arrancar de nuevo el día tras la noche iracunda que pasea el intelecto cansado, de idas y venidas sobre el mismo eje ambicionando el acuerdo perseguido con el propio yo, temida y perspicaz la desidia que busca el concierto inadecuado para la razón y el corazón, donde no quedara ningún lugar para mirar con la transparencia del cristal de la esperanza...
Todos portamos miserias que habitan bajo la piel, inquilinas del lado oscuro, rezumando inquisiciones por doquier, causantes de locuras transitorias son sus devastadoras consecuencias, aniquilarlas depende en gran parte de la posibilidad de darnos la oportunidad de quererlas vencer, de arrebatarle a esa media docena de infiernos el protagonismo y encontrar un resquicio por donde lograr un pedacito de cielo.
Hay tanta multipolaridad...
ResponderEliminarEl hilo a veces es demasiado débil... querer vencerlas es el primer paso
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Bueno, bueno, pero cuando entra un rayito de sol de estos naranjas tuyos y te inunda la pupila... ah!!! la salvación!!! o la purga según se vea apretando los ojillos, je, je... Bss, amigo y te mando fuerza!!
ResponderEliminarCreo que somos dos,mi querido amigo.Pero siempre hay una pequeña luz para guiarnos a través de largo y oscuro pasillo, tan sólo hay que estar atento a las señales.
ResponderEliminarCuídate un mundo.
cierto.
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