Sacudiendo la nostalgia del balcón del lagrimal, en un día tan largo, como estrecho, tan profundo, como eterno, sin principio ni final, tan solo, un punto focal, donde ensanchar la memoria que me será expropiada como cualquier bien general, una cesta lunar, eso si, menguante, invitando a traspasar la opulencia de la verdad, vísteme de luces, contágiame de la paz para poder solventar las ausencias, rescátame de la ambigüedad y concluye con las ganas de reinventar cualquier soledad...
pd:
Porque todo,
al fin y al cabo,
acaba pasando...
Cierto es que todo acaba pasando...pero no es menos cierto que vivimos dentro de nosotros mismos...donde todo sucede y se detiene tantas veces como queramos...ese es el poder del corazón, esa es la fuerza de la mente...un abrazo, Josh...como siempre, hilvanas con hilos de plata...
ResponderEliminarTodo pasa en esta dimensión en que estamos y solo nos queda la nostalgia que palpita en la memoria. Nos re inventarnos para engañarnos otra vez….
ResponderEliminarPensamientos y certezas que nos provocan en una noche de luna menguante.
Soy solidaria a tus palabras.
Abrazos amigo y un alegre amanecer…a pesar de todo.
Porque no hay nada que cien años dure ni cuerpo que lo resista, porque lo contrario a la rutina lleva, por ello hay que reinventarse cada mañana, cada luna, cada día...Cuando nos vemos despojados de todo abalorio, vestimenta ó frivolidad, cuando nos reflejamos desnudos en el espejo de la realidad...es cuando entendemos lo que realmente somos y a lo que podemos aspirar, lo que tenemos para ofrecer y a lo que podemos renunciar.
ResponderEliminarAbrazzzusss... siempre.