Un año más los destellos de colores revolotean al anochecer,
entre
vuelos de ausencias que seguirán cabalgando a nuestro lado,
anhelos depositados
en pequeños renglones del ayer,
a ras del suelo por si acaso el vuelo se vuelve inanimado,
mientras el tintineo de los cascabeles de la niñez suenan
por doquier,
un año más los buenos deseos vuelven a florecer,
con los bolsillos llenos
y los brazos de par en par, seguiremos
resucitando el rítmico vaivén de la esperanza sin
desfallecer,
travesía hacia el infinito, ganando batallas, conquistando alegorías
y recorriendo la algarabía de no dejar de creer, que una sonrisa bien merece
la pena una y mil
veces sin tener que esperar a que sea Navidad
PD:
Feliz Navidad…
una Navidad imperecedera,
para que todos los días,
la Navidad
siga empapándonos
de alegría.
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