Todos tenemos esa parte de cazador en nuestros interior, tratando de
conseguir lo inalcanzable, tratando de compartir el resurgir de una sonrisa o
la caricia que nos faltó en el peor momento, pero en la vida como en la muerte
nada es presagiable, nada es lo que parece, a veces nos falta es punto que nos
enamore, ese hay que no pudo estar cuando lo necesitábamos, ese devenir del tiempo pausando las estrechas
veredas de nuestro interior, siempre es bueno contar con alguien que nos haga
feliz alzando la mano y consiguiéndonos un sueño o tan solo el intento, el
mismo que nos basta, que bien merece la pena si de alcanzar la felicidad se
trata, ni todo es de color, ni todo es blanco y negro...
PD:
No hay mentira que dure cien años
ni mimetismo que lo
aguante...
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