La mente en blanco, ojos cerrados,
nada es lo que esperaba...
Aparecen imágenes, sonidos,
aromas, pero nada me hace sentir...
Desde aquí arriba todo es diferente,
pero nada es lo que es,
todo parece tan insignificante
y a la vez, tan
inmensamente grande
que no alcanzo a comprender este vacío
en la pantalla...
Ninguno de los aviones de papel encesto
en la papelera, ninguno con más
de cuatro letras escritas, ninguno que
llenará mis expectativas...
La araña sigue tejiendo su red
en la esquina del dormitorio,
la ropa sigue en el suelo,
la silla giratoria sigue perdiendo
tornillos, y yo, sigo aquí,
disfrutando de la inocencia
de un tubo fluorescente.
No debo hacer planes con demasiada
antelación, conviene que tenga
detrás del armario una maleta
por si cambia el viento.
Aún puedo llegar a salvarme,
me han dicho que la terminal
nunca cierra por vacaciones,
aún quedan billetes.
Nada se aleja, nada se acerca,
todo sigue girando a mi alrededor...
Nada se aleja porque no se va nadie y nada se acerca porque ya esta ahi, junto a ti, contigo. No hay soledad. El silencio es un murmullo que acompaña y junto a el, una mirada serena, un oido expectante, un tacto que teclea tus pensamientos. En las alturas uno se airea, pero no estas solo.
ResponderEliminarSALOCIN