Tenia el alma soleada y lo inagotable, lo ratificaba, rotulaba argumentos y manifestaba lo fascinante del encuentro, infinito desorden tras el desconcierto, la luna llena dejaba de vestir el adjetivo incierto aunque el nudo en la garganta, desconocía palabras con las que interpretar la algarabía de las sombras en constantes movimientos, no le cabían remordimientos, no recordaba la agonía, ni tan siquiera la limosna de sueños enquistados en la memoria, ya no necesitaba morir, tan solo sentir el fascinante recorrido sobre los pliegues de su piel, suave y aterciopelado el devenir del suspiro enardecido, tras el cortinaje de la separación, tras la inanición de los besos que le otorga sentido a su sentir...
La mirada perdida y la garganta cansada, lamentándose de no poder tragar la soledad que deparó su despertar, un buen día, sin darse cuenta, pero sufriendo la nada bajo la piel, se reencontró con sus sueños adormecidos, susurrando promesas de papel, desplegando el tiempo a intervalos despreocupados, en el corazón la miel y en el alma, el tropel acelerado macerando la hiel, la mirada perdida, indiscreta la almohada que a sabiendas de la oscuridad, no deja de reflejar la necesidad de poder contar su verdad. Pd : Bueno y malo se fusionan al despertar...