
Enfrentarse a una pagina
en blanco, a veces puede
resultar algo desesperante,
o en este caso a una pantalla
en blanco que no deja de mirarte
con los ojos de par en par mientras
intentas desnudarte de todos las
sensaciones que se te acumulan
girando a mi alrededor explotan
de una manera u otra...
Cuantas veces no se encuentran
las palabras adecuadas para
cada sentimiento que queremos
describir. Cuantas formas
diferentes de decir las cosas
nos puede taponar la salida
de esos momento de lucidez o tal
vez de locura, cuando queremos
de una u otra forma intentar
dar a conocer al resto de los
mortales lo que lucha por salir
desde nuestro mas profundo
interior. De reojo vuelves al
principio del texto, empiezas
a leer y la mayoría de las
veces no acabas de estar
satisfecho con los resultados.
Reescribes lo reescrito y así
sucecivamente hasta estar medio
conforme con lo leído. Le das
a la tecla...enter...y gran parte
de ti mismo vuela en son del
encuentro de alguien escondido al
otro lado de tu pequeño mundo...
Y nuevamente te preguntas
si efectivamente merecerá la pena
enfrentarse cada día a esta pagina
en blanco que perfectamente puede
ser tu propia vida, la que reinventas
cuando despiertas para seguir escribiéndola...
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